La vitamina D y la vitamina K interactúan tanto con la salud ósea como con la salud cardiovascular, principalmente a través de sus funciones en el metabolismo del calcio y la producción de proteínas dependientes de la vitamina K.
La vitamina D aumenta la absorción intestinal de calcio y promueve la síntesis de proteínas dependientes de la vitamina K, como la osteocalcina y la proteína Gla de la matriz (MGP). La osteocalcina, por ejemplo, requiere vitamina K para la carboxilación, un proceso esencial por su papel en la mineralización ósea (1). Los estudios han demostrado que los suplementos combinados de vitamina D y K pueden aumentar significativamente la densidad mineral ósea (DMO) y reduce los niveles de osteocalcina subcarboxilada, lo que indica una mejor calidad ósea (2). Este efecto sinérgico es particularmente beneficioso en las poblaciones con riesgo de osteoporosis, como las mujeres posmenopáusicas. Además, la vitamina K1 y la 25 (OH) D se asociaron de forma independiente y sinérgica con un menor riesgo de fracturas de cadera en las personas de edad avanzada, lo que sugiere una interacción beneficiosa para la salud ósea (3).
En la salud cardiovascular, la vitamina K desempeña un papel crucial en la inhibición de la calcificación vascular mediante la activación de la proteína Gla de la matriz (MGP), otra proteína dependiente de la vitamina K. La MGP inhibe la calcificación de las células del músculo liso vascular, un proceso en el que la vitamina D participa directamente y promueve la síntesis de la MGP. Por lo tanto, es necesaria una cantidad adecuada de vitamina K para garantizar que la MGP esté completamente carboxilada y, por lo tanto, activada. La deficiencia de cualquiera de las vitaminas puede provocar un aumento de la calcificación vascular y los riesgos cardiovasculares asociados (4).
Para la salud ósea y cardiovascular, las dosis recomendadas de vitamina D y vitamina K se basan en las directrices y la evidencia de estudios clínicos aleatorizados y controlados con placebo.
La recomendación de vitamina D para hombres y mujeres es de 15 mcg/día (600 UI) hasta los 70 años de edad; por encima de los 70, la recomendación ahora es de 20 mcg/día (800 UI). Para alcanzar niveles séricos de 25 (OH) D superiores a 30 ng/mL, puede ser necesario suplementar con 1500-2000 UI/día (5).
El Instituto de Medicina (Academia Nacional de Medicina) recomienda una ingesta diaria de 90 µg para las mujeres y 120 µg para los hombres. Un estudio indica que una dosis de 90 µg/día de vitamina K2 (menaquinona) es eficaz para reducir la pérdida ósea en mujeres posmenopáusicas (6).
Por lo tanto, para la salud ósea y cardiovascular, las recomendaciones son:
• Vitamina D: 800 a 2000 UI/día, según el riesgo de deficiencia y los niveles séricos deseados.
• Vitamina K: 90-120 µg/día, con evidencia de beneficios adicionales en dosis de 200 µg/día cuando se combina con vitamina D y calcio.
Sin embargo, la interacción entre estas vitaminas es compleja. El exceso de vitamina D puede provocar una deficiencia relativa de vitamina K, aumentando la demanda de procesos de carboxilación dependientes de la vitamina K, lo que puede provocar efectos adversos, como la calcificación de los tejidos blandos (7). Por lo tanto, es importante tener en cuenta el equilibrio y la ingesta adecuada de ambas vitaminas para optimizar sus efectos beneficiosos y minimizar los riesgos potenciales.
Referencias:
1. La interacción sinérgica entre las vitaminas D y K para la salud ósea y cardiovascular: una revisión narrativa. van Ballegooijen AJ, Pilz S, Tomaschitz A, Grübler MR, Verheyen N. Revista internacional de endocrinología. 2017; 2017:7454376. doi:10.1155/2017/7454376.
2. El efecto combinado de la vitamina K y la vitamina D en la calidad ósea humana: un metaanálisis de ensayos controlados aleatorios. Kuang X, Liu C, Guo X, et al. Food & Function. 2020; 11 (4) :3280-3297. doi:10.1039/c9fo03063h.
3. La vitamina K1 y la 25 (OH) D se asocian de forma independiente y sinérgica con el riesgo de fractura de cadera en una población anciana: un estudio de casos y controles. Torbergsen AC, Wayne LO, Wyller BT y col. Nutrición clínica (Edimburgo, Escocia). 2015; 34 (1) :101-6. doi:10.1016/j.clnu.2014.01.016.
4. Las funciones inhibidoras de la vitamina K en la progresión de la calcificación vascular. Shioi A, Morioka T, Shoji T, Emoto M. Nutrientes. 2020; 12 (2) :E583. doi: 10.3390/nu12020583.
5. Evaluación, tratamiento y prevención de la deficiencia de vitamina D: una guía de práctica clínica de la Sociedad de Endocrinología. Holick MF, Binkley NC, Bischoff-Ferrari HA y col. Revista de endocrinología clínica y metabolismo. 2011; 96 (7) :1911-30. doi:10.1210/jc.2011-0385.
6. Efecto de la administración de suplementos de vitamina K2 en dosis bajas sobre la densidad mineral ósea en chinos de mediana edad y ancianos: un estudio controlado aleatorio. Zhang Y, Liu Z, Duan L y col. Calcified Tissue International. 2020; 106 (5) :476-485. doi:10.1007/s00223-020-00669-4.
7. Redefinición de la toxicidad de la vitamina D: la vitamina K y el mecanismo molecular. Masterjohn C. Hipótesis médicas. 2007; 68 (5) :1026-34. doi:10.1016/j.mehy.2006.09.051.