La selectividad alimentaria es un comportamiento observado tanto en niños como en adultos e implica el rechazo o la aceptación restringida de los alimentos. Este comportamiento puede estar relacionado con diferentes factores, como los aspectos sensoriales, las experiencias pasadas o incluso los problemas de salud, como el autismo. Para los nutricionistas, tratar a los pacientes con una dieta selectiva requiere un enfoque específico que tenga en cuenta los aspectos físicos, emocionales y conductuales. En este artículo, exploraremos el papel del nutricionista en este proceso, quiénes son los profesionales que participan en el tratamiento y cómo tratar a los pacientes con selectividad dietética.
¿Cuál es el papel del nutricionista en la selectividad alimentaria?
El nutricionista es un actor clave en el manejo de la selectividad dietética, ya sea en niños o adultos. Su función va más allá de la prescripción de dietas: actúa como educador y ayuda a los pacientes a comprender la importancia de una dieta variada para la salud. Además, el nutricionista identifica las deficiencias nutricionales resultantes de la selectividad y trabaja para corregirlas mediante estrategias que respeten la individualidad, los límites y las preferencias del paciente.
Cuando la selectividad dietética se asocia con afecciones clínicas, como en el caso del trastorno del espectro autista, el papel del nutricionista adquiere aún más importancia, ya que estos pacientes pueden tener una relación aún más compleja con los alimentos. La administración debe ser sensible y acogedora, teniendo en cuenta las especificidades que pueden interferir con la aceptación de nuevos alimentos.
¿Qué profesionales trabajan en la selectividad alimentaria?
Si bien el nutricionista desempeña un papel central, el manejo de la selectividad dietética suele ser multidisciplinario. En el tratamiento pueden participar profesionales como psicólogos, terapeutas ocupacionales y logopedas, especialmente en los casos en que la conducta alimentaria selectiva esté relacionada con problemas emocionales, patológicos, conductuales o sensoriales. Esta colaboración es fundamental para que el paciente reciba una atención integral, teniendo en cuenta no solo los aspectos nutricionales, sino también los psicológicos y motores.
¿Cuándo es motivo de preocupación la selectividad alimentaria?
La selectividad alimentaria se convierte en motivo de preocupación cuando afecta a la ingesta y a la calidad nutricional de la dieta, además de a la calidad de vida del paciente. En los niños, esto puede manifestarse en un retraso del crecimiento, deficiencias nutricionales (como la anemia por falta de micronutrientes) y dificultades en el entorno familiar durante las comidas. En los adultos, la selectividad alimentaria puede estar asociada a problemas de salud crónicos, deficiencias nutricionales y, en consecuencia, a un menor bienestar general.
¿Cómo cumplir con la selectividad alimentaria?
Al tratar a pacientes con selectividad dietética, el nutricionista debe adoptar un enfoque empático y paciente. En primer lugar, es fundamental llevar a cabo un anamnesis detallada, que investiga no solo los alimentos y texturas aceptados y rechazados, sino también el historial de introducción alimentaria, los factores psicológicos y emocionales, además de los posibles diagnósticos o derivaciones a otros profesionales de la salud que pueden afectar la conducta alimentaria.
La escucha activa es fundamental para comprender los motivos detrás de la selectividad alimentaria. El paciente o sus cuidadores deben participar en el proceso de toma de decisiones sobre las estrategias dietéticas, que pueden incluir la creación de un plan gradual para la introducción de nuevos alimentos, diferentes preparaciones que incluyan alimentos de baja aceptación y el uso de técnicas conductuales, como el refuerzo positivo.
¿Cómo tratar la selectividad alimentaria?
El tratamiento de la selectividad alimentaria debe ser individualizado y multidisciplinario siempre que sea posible y necesario, teniendo en cuenta las particularidades de cada paciente. Algunas estrategias comunes incluyen:
- Exposición gradual: Introducir los nuevos alimentos poco a poco, combinándolos con los alimentos ya aceptados por el paciente.
- Modificación de textura: Para los pacientes sensibles a la textura de los alimentos, ajustar la consistencia puede facilitar la aceptación.
- Refuerzo positivo: Elogie el progreso del paciente, aunque sea pequeño, creando una relación más positiva con la comida.
- Desarrollo de hábitos alimenticios: Enseñar la importancia de una dieta variada y equilibrada a través de la educación nutricional.
- Fomento para preparar: Insertar alimentos de baja aceptación en preparados que el paciente acepte bien es una excelente manera de llevar a cabo esta introducción. (Por ejemplo, inserte el calabacín en una tarta de chocolate).
En casos más complejos, como cuando se diagnostica el autismo, el nutricionista puede trabajar junto con terapeutas ocupacionales y psicólogos para ajustar el enfoque de acuerdo con las necesidades nutricionales, físicas, sensoriales y emocionales del paciente.
Principales causas de la selectividad alimentaria
Las causas de la selectividad alimentaria pueden ser multifactoriales. Algunos de los factores clave incluyen:
- Experiencias negativas anteriores: Los episodios como las náuseas pueden generar miedo ante ciertos alimentos.
- Aspectos sensoriales: La textura, el color, el olor o el sabor de los alimentos pueden ser un factor decisivo a la hora de rechazarlos.
- Condiciones clínicas: La dificultad para tragar en algún momento de la vida del paciente o las patologías pueden contribuir a la selectividad.
- Comportamiento aprendido: En algunos casos, la selectividad puede verse reforzada por los hábitos familiares o sociales.
Selectividad alimentaria: consejos para introducir alimentos
Para ayudar a los nutricionistas a tratar a los pacientes con selectividad dietética, algunos consejos prácticos para introducir nuevos alimentos incluyen:
- Ofrezca alimentos en diferentes formatos (cocidos, horneados, crudos) para explorar las preferencias sensoriales del paciente.
- Incluya al paciente en la preparación de las comidas, lo que puede aumentar el interés en probar nuevos alimentos.
- Respete el tiempo del paciente: la exposición repetida sin presión es más eficaz que forzar la ingestión.
Hacer frente a la selectividad alimentaria es un desafío, pero con el enfoque correcto e integrador, los nutricionistas pueden ayudar a sus pacientes a desarrollar una relación más sana y variada con los alimentos. Para obtener más contenido técnico sobre la práctica clínica, explore las rutas de aprendizaje que ofrecen Universidad de Ciencias Vitafor.